La conducta sexual

AUTOEROTISMO

El Autoerotismo es un concepto desarrollado por Sigmund Freud, para describir un tipo de sexualidad que se orienta al cuerpo propio, prescindiendo de un objeto externo. En el sentido lato alude a la masturbación, pero en el sentido estricto se refiere a la satisfacción de las pulsiones parciales que caracterizan a la sexualidad infantil.

En psicoanálisis el concepto tiene entonces dos dimensiones: 

A) En sentido amplio, cualidad de un comportamiento sexual en el cual el sujeto obtiene satisfacción recurriendo únicamente a su propio cuerpo, sin objeto exterior: en este sentido se habla de la masturbación como de un comportamiento autoerótico.

B) Más específicamente, cualidad de un comportamiento sexual infantil precoz, mediante el cual una pulsión parcial, ligada al funcionamiento de un órgano o a la excitación de una zona erógena, encuentra su satisfacción en el mismo lugar, es decir:

  1. Sin recurrir a un objeto exterior;
  2. Sin referencia a una imagen unificada del cuerpo, a un primer esbozo del yo, como el que caracteriza el narcisismo.

 


Besos y caricias en el noviazgo
Siendo jóvenes y briosos, con el bichito del amor en el corazón, es evidente que en la manifestación del amor mutuo se muestren demasiado efusivos
 
Besos y caricias en el noviazgo
Besos y caricias en el noviazgo

CONSULTA: Si bien está claro que las relaciones premaritales son pecado, quisiera algunas precisiones sobre el tema de los besos y las caricias en una pareja que aún no ha contraído nupcias.


Respondo, ante todo, con las reflexiones del Padre Carlos Buela, en el artículo “El noviazgo católico” (cf. Revista Diálogo nº 4 [1992], pp. 11-14): 


Las afectuosidades

Siendo jóvenes y briosos, con el bichito del amor en el corazón, mentalizados por toda una propaganda pansexualista y, a veces, incluso por algún -como los llama el P. Cornelio Fabro, ‘pornoteólogo’, es evidente que en la manifestación del amor mutuo se muestren demasiado efusivos. Hay toda una moda, a la que no muchos se sustraen, en bailes, atrevimientos en el caminar juntos, prendidos como ventosas, en apasionados e interminables besos, colgados uno de otro como sobretodos del perchero; nuestro lunfardo caracteriza esto con una palabra: ‘franeleros’. En lengua culta se los llama sobadores. A muchos jóvenes les han hecho creer que la esencia del noviazgo consiste en pasarse horas sobándose y sobándose más que cincha de mayordomo. Esos coqueteos, manoseos y besuqueos de los novios y novias sobadores que se adhieren entre sí como hiedra a la pared y que no llegan a una relación sexual completa se realiza, en el fondo, por razón de que los placeres imaginarios son más vivos, más fascinantes, más duraderos, más íntimos, más secretos, y más fuertes que los placeres y deleites del cuerpo. Es mucho más excitante y más ‘espiritual’, para algunos, el hacer todo como para llegar a la relación sexual, pero quedarse en el umbral. 


COITO

 El coito (del latín: co-iter, ‘marcha en común’ o ‘ir en común’) es la cópula o unión sexual entre dos individuos. En los seres humanos el coito es una parte de la relación sexual, e implica la participación de los órganos genitales externos o internos

En términos de zoología, es parte del ritual de apareamiento, siendo el momento en el cual, el macho y la hembra de una especie se acoplan, es decir, cuando el falo del macho se introduce en la vagina de la hembra y deposita allí los gametos masculinos, con el fin de que el gameto femenino pueda ser fecundado. Es frecuente en mamíferos, reptiles e insectos.